jueves, 11 de agosto de 2011

SIN TAPUJOS ¿POR QUÉ EL NUDISMO? (ESPAÑA)
¿Por qué el nudismo?, ¿Por qué bañarse y convivir desnudos delante de todo el mundo?


Son preguntas que muchos se hacen respecto a quienes lo practican. La respuesta por su parte, siempre es la misma: “¿Por qué no?”. La Federación Naturista Internacional es más explícita al definir así el naturismo: “Es una forma de vivir en armonía con la naturaleza, caracterizada por la práctica del desnudo en común, con la finalidad de favorecer el respeto a uno mismo, a los demás y al medio ambiente”.

Los términos “nudismo” y “naturismo” se emplean muchas veces como sinónimo, aunque en realidad éste último supone una concepción más global que el simple hecho de ir en cueros, concibiendo el nudismo como parte de una forma de vida basada en el contacto directo con la naturaleza. Por ello, el desnudo se percibe como algo bueno y positivo, como la aceptación total de uno mismo y como un derecho a expresarse de forma apropiada, natural y no sexual. “A todos aquellos que critican el nudismo -comenta Antonio Carrasco, ingeniero industrial y, desde hace más de 12 años, un nudista convencido- sólo les pediría una cosa: que lo prueben. Seguro que repiten. No hay nada más maravilloso que la sensación de sentir la brisa, el agua del mar o de un río entrando en directo con todos los poros de tu cuerpo. Es una sensación tan sana y tan maravillosa… Es indescriptible”.

En realidad, el nudismo no tiene nada que de nuevo o radical. Se trata de una filosofía que se remonta a miles de años atrás y que nada tiene que ver con los movimientos de trasgresión del pasado siglo o de la actualidad. En culturas ancestrales tan diversas como la japonesa, romana, griega o hawaiiana, el nudismo era comúnmente practicado.

Un poco de historia

La llamada “Cultura del Cuerpo Libre” nació en Europa central a finales del siglo XIX. Estos primeros nudistas, definidos como tales, estaban ligados al naturismo, movimiento relacionado con la salud natural y el vegetarianismo.

Propugnaban el desnudo integral al aire libre para aprovechar la capacidad de la naturaleza de curar y preservar a los seres vivos de las enfermedades. El naturismo, como fenómeno organizado, arrancó a principios del siglo XX ligado a la aristocracia alemana, y pronto se extendió al Reino Unido, Holanda, Suecia y a otros países del Norte de Europa.

En la actualidad, el naturismo ha perdido gran parte de la carga doctrinaria de sus orígenes y en su seno conviven todo tipo de personas, unidas por el deseo de disfrutar de su desnudez sin complejos. Ser nudista no implica hoy aceptar los principios de alimentación y salud del naturismo, aunque suele ser frecuente que los nudistas terminen por acercarse al vegetarianismo, la curación natural y el ecologismo.

Un término muy común en su vocabulario es el de “textil”, utilizado para designar a las personas que van vestidas. De igual forma, las playas convencionales son “playas textiles”.

Bañadores de cuello vuelto

En el ámbito sajó, el baño con ropa alcanzó su expresión más ridícula en la época victoriana, cuando se exigía a la gente que se bañase completamente tapada para que ninguna de sus partes corporales fuesen vistas por ojo alguno. A los hombres, por ejemplo, se les prohibió enseñar la espalda y el pecho, ni para bañarse ni para trabajar. Y de esta guisa tuvieron que permanecer hasta que, en 1936, la ley tuvo que rendirse ante las protestas masivas. Nueva York fue el primer lugar donde los hombres pudieron hacer top-less sin temor a acabar en la comisaría.

A España, el nudismo llegó con gran fuerza en los años 20, pero se fue al traste tras la guerra civil y el franquismo. Las playas más cercanas a las que podía acudir los nudistas se situaban al otro lado de los Pirineos. En los años 40 y 50, mientras los turistas que acudían a la Costa Azul popularizaban el fenómeno, convirtiendo Cap d´Agde en el centro del nudismo mediterráneo, en España el desnudo del cuerpo se percibía como una perversidad pecaminosa.

En aquella época (y aún hoy día) la mayoría de la sociedad era incapaz de disociar el nudismo de la sexualidad y del voyeurismo. Sin embargo, es una identificación totalmente alejada de la realidad. Según la psicóloga y sexóloga María José González de la Rosa, el nudismo supone una emancipación opuesta al striptease y a la pornografía. “Estos desnudos -comenta- favorecen un fetichismo por el que la sexualidad queda reducida a una obsesión por los órganos genitales. El nudismo integral propone implícitamente la superación de esa excitación mental. Así, se elimina la fantasía morbosa de lo oculto y prohibido que caracteriza la pornografía. El mirón es al mismo tiempo actor y esta complicidad desinhibidora anula el deseo de voyeurismo”.

Los naturistas no dejan de resaltar que el nudismo es una alternativa al mundo del vestido compulsivo que hace a todos iguales sin las distinciones sociales y jerárquicas del vestido.

El doctor Karmelo Bizkarra, médico higienista, hace hincapié en que “en la civilización de la “apariencia” la ropa es muchas veces sinónimo de estatus social. La corbata y el traje se convierten en símbolos de distinción. En una cultura de la “transparencia”, el cuerpo desnudo y su vivencia se perciben de forma natural y normal, sin la represión moralista que hace ocultar, según las culturas, algunas de sus zonas. La civilización griega antigua hacía cultura, no culto, del cuerpo desnudo, incorporada a las demás prácticas de la salud”.

La polémica está servida

Desde la abolición de la Ley de Escándalo Público, en 1989, la legislación española no contempla el nudismo como delito. Legalmente, no existe en nuestro país ninguna relación que impida la desnudez en lugares públicos. Sin embargo, la experiencia demuestra que sólo se puede practicar en sitios destinados a esta opción personal o en playas poco frecuentadas, siempre que nadie proteste.

Uno de los casos de mayor eco en los últimos años, y que demuestra que el nudismo sigue siendo un hábito que incomoda socialmente, fue el ocurrido en la cala Balmins, en Sitges (Barcelona), en agosto de 1996. Todo comenzó cuando algunos nudistas ocuparon la cala, una playa sin cartel de zona nudista. El ayuntamiento, presionado por las protestas de los vecinos, comenzó a imponerles multas de 25.000 pesetas por falta de decoro. Sin embargo, esta vez la voz de protesta de los nudistas tuvo más peso y las sanciones fueron anuladas. Tuvieron suerte, ya que este tipo de altercados suelen ser frecuentes, y no siempre tienen un final feliz para los naturistas.

En Cataluña, la Asociación para la Defensa del Derecho a la Desnudez (ADDAN) ha recurrido en varias ocasiones al Defensor del Pueblo de la Generalitat para que se garantice el derecho a la desnudez en la Comunidad Catalana.

Antonio García Angulo, rector del Seminario Menor de Granada, admite que “la doctrina católica ha influido notablemente en la represión sexual”. Aunque para Angulo existe una cierta relación entre sexo y desnudo, no rechaza la existencia de playas nudistas. “No encuentro ningún inconveniente -comenta-, a excepción de los casos de nudismo que constituyen descaradas actitudes exhibicionistas. Hay personas que van a la playa desnudos de forma natural y otros que van con intenciones no tan limpias. El que más delito tiene es el mirón”.

Según este sacerdote, “sería necesario preparar poco a poco a la sociedad para los cambios, ya que aunque una persona tenga derecho a ser nudista, también tenemos derecho los demás a pasar un día tranquilo de playa, sin sobresaltos. Puede que estemos anticuados, pero entonces son ellos quienes deben ayudarnos a descubrir lo normal que es la desnudez, pero no a través del escándalo”.

Para Antonio Carrasco, el pudor que tenemos a desnudarnos “se debe a que vivimos en una cultura que nos marca una serie de valores a seguir. Si hubiésemos nacido en otras tribus, seguramente iríamos todos sin bañador”.

Quizás no le falte razón, aunque para Manolo “El Capitán”, nudista desde hace muchos años, “el rechazo de muchas personas a que otras se desnuden para tomar el sol, bañarse o pasear al aire libre, no se debe a razones de tipo educacional o religioso. Todo es por el qué dirán. Mucha gente lo comprende, aunque nunca se desnudaría en público por sus complejos o por temor a las murmuraciones de familiares, amigos o vecinos”.

No al auto-rechazo

Según la doctora de la Rosa, “los cánones de belleza actuales producen serios problemas de rechazo e inconformismo del propio cuerpo, como la anorexia nerviosa y la impotencia”.

K. Bacher, en su documento “205 argumentos a favor del naturismo” recoge que “muchas investigaciones, entre ellas las llevadas a cabo en la Universidad de North Iowa (EE.UU.), muestran que los chicos que crecen en entornos nudistas tienen significativamente más autoestima con respecto a su cuerpo que los no nudistas y que se sienten más cómodos con su sexualidad”.

El nudismo, según sus practicantes, ayuda a perder complejos, ya que el aceptarse uno mismo y reconocer sin traumas ni tapujos el propio cuerpo, hace crecer la autoestima, aportando una mayor estabilidad personal. Según de la Rosa, “los tabúes sociales que existen en relación al aspecto físico contribuyen a que percibamos nuestra imagen corporal como algo deleznable que tenemos que ocultar si no queremos caer en el más absoluto ridículo”.

Pero el nudismo no sólo puede incidir en la superación de complejos, sino que posee una serie de beneficios probados para la salud.

Desnudarse por salud

El primer y evidente efecto positivo del nudismo es el contacto directo con el sol, traducido en un mejor riesgo circulatorio, una mayor eliminación del dióxido de carbono, resultado de una respiración más profunda conseguida al ganar fluidez la circulación sanguínea.

“Los rayos solares -comenta el médico naturista Enric Costa- revitalizan el metabolismo celular global, optimizando la función de la tiroides y favoreciendo un aumento de la secreción de hormonas sexuales. Otro de los grandes beneficios es el fortalecimiento del sistema inmunitario, sobre todo si la exposición se combina con vivificantes baños marinos”.

Otra de sus ventajas es que resulta ideal para la calcificación de los huesos y los problemas de piel, como la seborrea. “La acción del sol -continúa Costa-, aire, agua y tierra sobre los genitales del hombre favorece también la producción de hormonas masculinas y de semen. Por ello se aconseja la práctica del nudismo integral en caso de abulias sexuales. En la mujer, resulta óptimo para los ovarios, ya que los rayos ultravioletas actúan como desinflamatorios de la región ovárica, en caso de que exista alguna dolencia. El baño marino directo sobre la vulva y la vagina es un excelente medio para eliminar infecciones puntuales leves que, a menudo, sufre la mujer incluso sin advertirlas. En los senos, si no se abusa del sol, se consigue una mejor circulación y se mejora el drenaje linfático de la región”.

España, un paraíso nudista

España es un lugar privilegiado para practicar el nudismo, pro su clima y su sol. En los últimos años han comenzado a proliferar centros y alojamientos nudistas, sobre todo en las zonas costeras, aunque su número (apenas una docena) todavía es reducido comparado con Europa. También se han multiplicado las zonas de acampada nudista (unas 15 aproximadamente), uno de los destinos más demandados por los naturistas para pasar sus vacaciones. Al margen de ellos, la variedad y amplitud de la costa española ofrece multitud de lugares donde desarrollar esta práctica.

Con el paso de los años se han ido consolidando más de 160 playas, calas o acantilados nudistas. La FEN y las asociaciones que hay en cada Comunidad Autónoma mantienen listas de playas nudistas bastante completas. También existe otra lista más reducida y oficial, en la que, dada su procedencia, no habrá ningún problema en bañarse sin ropa; se trata de la lista proporcionada por el Ministerio de Medio Ambiente. No obstante, los nudistas reivindican, siempre que sea posible, el poder bañarse desnudos en cualquier playa para no quedarse aislados, en guetos.

“Para mi no supone ningún problema -afirma Antonio Carrasco-; la idea es respetar y ser respetado. Es evidente que no me voy a desnudar en una playa atestada de personas que llevan bañador y que no están acostumbradas a ver nudistas. Pero, probablemente, si sigo andando hacia un extremo de esa misma playa, me encontraré con algún rincón vacío y apartado donde podré desnudarme y tomar un baño sin ningún problema. Aunque lo ideal sería que nudistas y textiles pudiéramos convivir en las playas sin más”.

Por Comunidades, en Canarias se encuentra el mayor número de playas nudistas, casi un centenar, seguida de Andalucía, con una treintena, y de Cataluña, con unas 20. En verano, nuestro litoral llega a recibir a más de 300.000 personas dispuestas a disfrutar del mar y del sol en cueros. La mayoría de ellos son extranjeros (unos 270.000), procedentes de climas europeos más fríos que el nuestro. El número de españoles nudistas, por tanto, asciende a 30.000, aunque la FEN asegura que el número podría ser mucho mayor, ya que la cifra va en aumento y evoluciona constantemente. El problema para establecer estadísticas más fiables es que en España apenas un 10% de quienes practican el nudismo están federados o asociados a alguna organización naturista, situación que contrasta mucho con lo que ocurre en nuestro país vecino Francia, donde se emiten anualmente casi 80.000 licencias, poco más que en Alemania y Holanda.

No es de extrañar, por tanto, que el gran receptor del turismo anti-bañador europeo sea Francia, donde existen unos 6 millones de nudistas. Italia es el otro gran país en plena efervescencia nudista, aunque si lo que se quiere es disfrutarlo fuera de lugares autorizados, hay que retirarse hasta los países escandinavos, sobre todo Dinamarca, donde prácticamente todas las playas con libres (en Suecia ocurre casi lo mismo). En Alemania la situación también es bastante abierta; en Munich y Zurich está permitido tomar el sol desnudo en la mayoría de los parques públicos. Fuente: Revista Pharus nº 22. Julio 2001. Autora: Eva Fontiveros (www.lugaresnaturistas.com)

¡VIVA EL NATURISMO!

¡VIVA LA LIBERTAD!

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