martes, 25 de junio de 2013

DESNUDEZ Y NUDISMO (ESPAÑA)

La simple desnudez consiste en vivir sin vestidos. El nudismo es la desnudez que tiene un sentido; implica que estar desnudo significa algo. El nudismo es la desnudez como expresión física de un ideal o símbolo de un determinado elenco de valores.
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Desnudarse es en principio volver al estado natural; es recuperar el estado originario puesto que el desnudo priva sobre el vestido. El desnudo llega primero tanto en la historia como en el individuo. El hombre, a partir de su aparición sobre la tierra, vivió desnudo durante millones de años. Los vestidos no aparecieron sino al final de la prehistoria y los pueblos más cercanos a la naturaleza han vivido siempre completamente desnudos. Algunos lo hacen todavía, como los indios de la reserva de Xingú en la Amazonia. Por demás, los niños nacen siempre desnudos, a pesar de las proezas de nuestra tecnología, no se ha logrado aún hacer que los bebés salgan del vientre de su madre ya vestidos. Espontáneamente los chicos prefieren estar desnudos, se necesitan más de tres años para habituarlos a no poder prescindir ya de la ropa.


La desnudez es además una reconciliación con la naturaleza. El vestido es una construcción social que se superpone al orden natural. La desnudez nos coloca en armonía con la naturaleza. Esto es lo que no han comprendido aún ciertos naturistas no nudistas. Está muy bien respetar la naturaleza exterior pero queda todavía hacer lo mismo con la naturaleza humana. Del cuadro vegetal, en plena naturaleza, brota un llamado que impulsa al hombre a desvestirse para volver a su estado natural. Entonces –y solamente entonces- estará en plena armonía con todo despojado de los atributos artificiales bajo los cuales se esconde y disimula la vida urbana. La repercusión en inmensa puesto que le permite al hombre comprender que él forma parte de las especies vivientes y del ciclo evolutivo. Por ello, su agresión al cuadro de vida natural y las especies vivas, es suicida. Él necesita también de un biotipo y la vida en un escenario tecnológico artificial lo somete a las agresiones propias de las grandes ciudades. El hombre necesita un medio vegetal y animal para desarrollarse corporal, física y moralmente; esto es el principio básico del naturismo nudista.


El nudismo es una operación –verdad-. El hombre acepta finalmente verse y mostrarse tal como es, verdaderamente. Desnudarse es un acto de franqueza y confianza. Es renunciar a disimularse bajo las ficciones del vestido y la moda; es revelarse tal como se es, en vez de espiar a los otros desde su armadura textil. Ello conduce al hombre hacia una gran simplicidad. El espíritu ecologista ya lo habría presentido: la hipertrofia del consumo lleva a la civilización del desperdicio y el desecho que hace de la naturaleza un inmenso basurero. Ese despojamiento físico se vive como una liberación. No se trata solamente de librarse del calabozo de vestidos que molestan y aprietan sino, sobre todo, de liberarse físicamente del tabú del desnudo y de la vergüenza del propio cuerpo. Siglos de oscurantismo nos han inculcado un menosprecio generalizado del cuerpo que lleva a esconderlo vergonzosamente bajo una funda. El nudismo es la presencia de la desnudez en la inocencia recuperada y fuera de la inquietud, la culpa y el pecado. Permite reencontrar la pureza original del niño al que no le han enseñado aún que estar desnudo está mal.


En fin, el nudismo es, por su franqueza, apertura a uno mismo, al mundo y al prójimo. Dejarse ver desnudo es una prueba de confianza y el nudismo puede definirse como cooparticipación de un don visual mutuo. La apertura recíproca termina con el miedo y la agresividad. Consecuentemente, el naturismo conduce a una redefinición completa de todos los contactos humanos. Son los vestidos y los uniformes los portadores de todos los signos de jerarquías, desigualdades y diferencias entre las clases sociales. El naturista promete la igualdad y la fraternidad entre los hombres. Los centros naturistas tratan de crear un mundo mejor en el que el “rol” desaparece y deja lugar a la “persona”. Es también la paz reencontrada. La paz con los hombres a partir de la paz con la naturaleza. Fuente: La Vie au Soleil (extracto) nº 112. Agosto 1986. Autor: Marc Alain Descamps. www.lugaresnaturistas.org

¡VIVA LA DESNUDEZ AL NATURAL!

¡VIVA LA LIBERTAD!

¡VIVA EL NATURISMO!

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